Hay algunas enfermedades que, sin ser peligrosas para la salud o la vida, generan verdaderos dolores de cabeza. Más cuando son raros, no tienen tratamiento y pueden confinarte al aislamiento social. Brad Pitt no va por el camino de estar solo, vale, pero su enfermedad, la prosopagnosia, lo ha metido en problemas varias veces.

¿De qué se trata esta perturbadora condición neurológica? Básicamente, la persona que la padece no puede reconocer fácilmente los rostros de otras personas. Ve sus rasgos, como ojos, oídos o boca, pero no es capaz de juntarlos para extraer una imagen total del rostro y luego recordarlo. Olvídese de las caras de otras personas con extrema facilidad.

Para alguien que se dedica al cine, es un rostro de renombre mundial y, además, trabaja constantemente con otros actores y periodistas, esta enfermedad parece un tanto insufrible. ¿Cómo es estar sentado con un productor o un entrevistador por tercera o cuarta vez y no poder recordar con quién está hablando?

Muchos creerán, en este caso, que está ante un egoísta que no hace caso de las personas con las que habla, pero la cruda realidad tiene que ver con la prosopagnosia, que en casos extremos puede llevar al sujeto que la padece hasta olvidarse de los rostros de los parientes queridos o no reconocerse frente al espejo.

“No puedo recordar caras”, explicó el actor de Once Upon a Time en Hollywood y The Fight Club en una entrevista con Esquire en 2013. “La gente piensa que soy vanidoso”, continuó. Dice que para facilitar los recuerdos y romper el hielo solía preguntar a las personas dónde se habían conocido, pero muchos se sentían aún más molestos por ese tema.

Esta enfermedad y terminología que proviene del prosopon (rostro) y la agnosia (ignorancia) fue descubierta en 1947 por el neurólogo y psiquiatra alemán Joachim Bodamer, quien creía que esta alteración podía ser causada por fuertes golpes o malformaciones en el cerebro. De hecho, uno de sus objetos de estudio fue un joven paciente de 24 años que recibió un disparo en el cerebro. Con el tiempo, la ciencia ha demostrado que la prosopagnosia también puede ser congénita.