El estrés es una parte inevitable de la vida. Siete de cada diez adultos en los Estados Unidos dicen que experimentan estrés o ansiedad a diario, y la mayoría dice que interfiere al menos moderadamente con sus vidas, según la encuesta más reciente de la ADAA sobre el estrés y los trastornos de ansiedad. Cuando la Asociación Estadounidense de Psicología encuestó a personas en 2008, más personas informaron síntomas físicos y emocionales debido al estrés que en 2007, y casi la mitad informó que su estrés aumentó en el último año.

Es imposible de eliminar, pero puedes aprender a manejar el estrés, y la mayoría de las personas lo hacen. Según una encuesta reciente en línea de la ADAA, alrededor del 14 por ciento de las personas hacen ejercicio regularmente para lidiar con el estrés. Otros informaron hablar con amigos o familiares (18 por ciento); durmiendo (17 por ciento); ver películas o televisión (14 por ciento), así como comer (14 por ciento) y escuchar música (13 por ciento).

Si bien todas estas son técnicas de afrontamiento bien conocidas, el ejercicio puede ser la más recomendada por los profesionales de la salud. Y entre los encuestados de la ADAA que hacen ejercicio, un porcentaje saludable ya está en el camino correcto: caminar (29 por ciento), correr (20 por ciento) y yoga (11 por ciento) son sus estrategias preferidas.

Ejercitar cuerpo y mente

Los beneficios físicos del ejercicio —mejorar la condición física y combatir las enfermedades— se han establecido desde hace mucho tiempo, y los médicos siempre fomentan la actividad física. El ejercicio también se considera vital para mantener la aptitud mental y puede reducir el estrés. Los estudios demuestran que es muy eficaz para reducir la fatiga, mejorar el estado de alerta y la concentración y mejorar la función cognitiva general. Esto puede resultar especialmente útil cuando el estrés ha agotado su energía o su capacidad de concentración.

Cuando el estrés afecta al cerebro, con sus numerosas conexiones nerviosas, el resto del cuerpo también siente el impacto. Por tanto, es lógico que si tu cuerpo se siente mejor, tu mente también. El ejercicio y otras actividades físicas producen endorfinas, sustancias químicas en el cerebro que actúan como analgésicos naturales, y también mejoran la capacidad para dormir, lo que a su vez reduce el estrés. La meditación, la acupuntura, la terapia de masajes e incluso respirar profundamente pueden hacer que su cuerpo produzca endorfinas. Y la sabiduría convencional sostiene que un entrenamiento de intensidad baja a moderada te hace sentir lleno de energía y saludable.

Los científicos han descubierto que se ha demostrado que la participación regular en el ejercicio aeróbico disminuye los niveles generales de tensión, eleva y estabiliza el estado de ánimo, mejora el sueño y mejora la autoestima. Incluso cinco minutos de ejercicio aeróbico pueden estimular los efectos ansiolíticos.

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